Germinados.

Las semillas al pasar por el proceso de germinación tranforma todo nutriente dentro de ellas. En los germinados podemos encontrarar ácidos grasos, proteínas, vitamnas, minerales, antioxidantes y su consumo regular mejora la flora intestinal y la digestión.

Ingredientes:

*Las semillas de solanáceas (tomate, pimiento, berenjena, patata, etc.) resultan tóxicas, y no son válidas para germinar. 

-Semillas de elección. 

-3 veces la cantidad de semillas en agua.

Para un germinado original podemos recurrir a las especias: berro, rábano, mostaza, cebolla o fenogreco. Las opciones más utilizadas pueden ser: lenteja, col, puerro, alfalfa, judía mungo o soja verde entre otras.

Preparación:

Esta preparación es para un germinado en casa sin necesidad de una «germinadora».

1. En un frasco de cristal ponemos una pequeña cantidad de semillas, cubriendo un cuarto de frasco. Y rellenamos el resto con 3 veces el volumen de las semillas de agua.
2. Guardaremos el frasco a oscuras a una temperatura ambiente, para dejarlas hidratar toda la noche.
3. Al día siguiente, retiramos el agua, tapamos el frasco con una gasa o tela y guardamos en un lugar donde no haya luz.

Una vez al día hay que escurrir el agua, las colamos para volver a dejarlas tapadas y a oscuras.
En 4 o 5 días tendremos los germinados. Cuando ya estén listos, el siguiente paso es poner el frasco en un lugar donde le llegue luz solar para que los brotes activen su clorofila y se pongan verdes.
Para conservarlos, pondremos los germinados en un recipiente cerrado herméticamente en el regrigerador, con alguna tela que ayude a absorver los excesos de agua.

La mejor forma de aprovechar el valor nutritivo de las legumbres es comerlas germinadas crudas. Formando parte de varios platillos: ensaladas, sandwiches, gurnisión, tostadas, etc. Los germinados son increíbles como reconstituyentes, remineralizantes y desintoxicantes. Estimulan el metabolismo, los jugos pancreáticos, fortalecen las defensas, y tienen probados efectos rejuvenecedores.